Y escucho mis pasos silenciosos hacer crujir la nieve bajo mis pies, el viento que rosa ligero las ramas vacías que ya esperan ansiosas recomenzar el círculo, los pájaros que están retornando a sus nidos, las ardillas que corren y brincan curiosas a mi paso. Observo esa brillantes del blanco de la nieve cuando ha sido tocada por la nada; y mientras camino respiro lenta y en ritmo los -21° que rondan mi espacio y toca mi cara despertándome el alma.
Yo sigo en el camino, sigo la ruta que otros han dejado, piso sus huellas azuladas y dejo las mías. De pronto invento caminos nuevos, no me importaría caer, sé que me moriría de risa y que ya me he aprendido a levantar. Mirar el espectáculo que miran hoy mis ojos se está convirtiendo en la experiencia más emocionante, divertida y apasionada.
Y si, me río y me sonrío a solas y suspiro... que dicha encontrar la paz de la felicidad simple de las cosas que no se pierden nunca, de esa belleza que no requiere ser maquillada, de esa cotidiana armonía que se entrelaza y da vida a esta vida mía compartiendo su energía…. Y río de vuelta y más al recordar el rojo de los números de mi cuenta de banco… no todo es vida y dulzura, pero que poca importancia tienen algunas cosas hoy cuando hay dicha y paz en el alma y la confianza certera de que todo llega…
Muy buen miércoles al Mundo. Montreal, soleado, aun frío pero bellísimo…
Sonrían la felicidad es una decisión propia no un acto involuntario y suertudo de la vida…
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