miércoles, 18 de agosto de 2010

A mis hijos

Soy como el rió, que corre por todo cause abierto,
Soy como el viento, que entra por cada rendija descubierta
Soy como la luz, que se filtra por cada espacio no cubierto.

Ayer, detuve mi espíritu para dar tres frutos,
Deje de ser solo Yo, para convertirme en un nosotros,
Los ame, los cuide, les ayude a crecer;
Les conté de la vida entre la música de mi vaivén y la música que se escucha en el silencio,
Enseñándoles que la fuerza del amor, amalgamada con la pasión
y fortalecida por la confianza, les permitirá siempre alcanzar sus estrellas.

Hoy, ellos mismo han abierto las ventanas
Me han tomado de la mano pidiéndome les permita volar.
No hay nada que permitir, volar es su destino, y así les pertenece.

Tres gotas he dejado caer para alimentarlos antes de su partida
Tres gotas conteniendo el zumo de mi alma,
Para que no olviden a donde pueden volver cuando así lo necesiten.
Tres gotas más en el silencio,
Tres gotas de agradecimiento, ternura y confianza
Y el placer de haber sido su guía, su cobijo y su sostén.

Después de su partida, me he detenido en soledad,
Hay algunos errores que debo corregir, algunos círculos que concluir,
Búsquedas, recuerdos, un poco de limpieza por aquí y por allí y mi propio sentir.

Mañana emprenderé el vuelo al centro de mi misma,
A la luz que me vio nacer,
Se me ha olvidado un poco como se ven los sueños que llegaron con mi equipaje.
Quiero recordar ese sabor y quiero volverlo a aprender
Quiero limpiarme por dentro y volar de nuevo.

Siempre he sido libertad y luz,
Siempre he sido música de olas y conchas de mar,
Arena tibia bajo las plantas de mis pies,
Gorrioncillos silbando desde la ventana
Cálido rayo de sol, tirada sobre el césped frente al rio,
Agua que corre y golpea las piedras
Niños y risas desde la ventana trasera.

Y en mi habitación,
Pasión intensa mezclada con te quieros
Suspiros profundo mirándote desde lejos.
Si, si te amo; pero aun así, soy libertad; aun así soy Yo.

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