... cuando se amontona la dicha, se desordenan las sonrisas y las cosas más vacías se llenan de vida... se convierte la oscura noche de un día cualquiera sin santo y seña, en un festival de sin razones, en una fiesta a medio patio, un zapateado que remarca la curva de una cintura, un hombre con camisa sin mangas en un enamorado apasionado... miles de colores se lanzan sobre el pavimento, todos los vendedores te sonríen, te venden una prenda de ropa hecha a mano con una mirada de ternura, saben que su fuerza nativa sigue viva... se mira el puerto lleno, sus calles se plagan de motivos, esa música de maderas atadas con un hilo, esos olores que entran por todos los sentidos, esos sabores que remontan el tiempo ido... ellos me creen extranjera de mi tierra, yo les miro, les sonrío y la disfruto en silencio siempre mía... corre sobre la piel el calor jarocho, un danzón se mezcla con las campanas, la catedral esta llena, la fe mueve montañas... las cosas van tomando forma y los pasos van andando su camino, el que se lleva por instinto, por la confianza en lo sentido... el eco de los neveros me confirma que estoy en el mismo puerto de toda mi vida... en este lugar del trópico, en mi tierra querida... mcr"
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